lunes, 27 de octubre de 2014

No hay varita mágica.

Puede que me equivoque, pero uno de los errores más frecuentes que cometemos los profesores es dar por hecho que los alumnos saben hacer ciertas cosas cuando en realidad ni se las hemos preguntado ni les hemos dado la oportunidad de que nos las demuestren. Otro, no menos habitual, es pensar que la última propuesta novedosa que les planteamos va a ser la varita mágica que solucione todos los problemas que hemos tenido hasta ese momento. Propuesta que en los últimos tiempos pasa casi siempre por la utilización de las nuevas tecnologías y el acceso a los recursos a través de internet.

Fuente: 2012lasticefisica2012.blogspot.com
Esta pequeña reflexión surge a raíz de la situación vivida hace unas horas con el grupo de 3º ESO Diversificación, cuyo rechazo a la  nueva forma de trabajar y plantear las actividades relacionadas con los contenidos más teóricos de Educación Física se ha puesto de manifiesto de manera más que evidente. Rechazo que, en la parte que me toca, atribuyo a las dos consideraciones anteriores.

Sin entrar en detalles, el mensaje que me han hecho llegar ha sido el siguiente: "Miguel, queremos que des las clases como siempre, que nos entregues las fotocopias, nos las expliques, nos mandes las tareas, las corrijas y nos hagas el examen de toda la vida. No queremos tener un blog, no pensamos contestarte ni uno solo de las decenas de correos electrónicos que nos envías, no quedamos para trabajar en grupo aunque nos des un mes de plazo. No vayas por ahí que por ahí no es".


Fuente: blog.tiching.com
Y yo, que llevo casi quince años echando parte de los balones fuera y culpando de casi todos los males a los alumnos y a sus familias, encajo el golpe, capto la idea, la interpreto, la metabolizo como puedo y decido no rendirme. Opto por el acuerdo - pronto es para enfrentarse - y asumo que ese es el punto de partida, y no el que yo me había fijado como escenario ideal para un planteamiento ideal (fuera del aula, claro) y unos resultados ideales de los que yo luego podría presumir.  

El próximo día nos sentaremos y plantearé la necesidad de llegar a un acuerdo de mínimos: no voy a renunciar a que sean capaces de gestionar su blog y a que publiquen en él todo lo relacionado con lo que ocurre en y alrededor de clase. Lo demás será acordado. Y nos comprometeremos a respetar el acuerdo.

Seguiré contando.

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